Los dominicanos conmemoran hoyel 179 aniversario de la Constitución de la República, documento patriótico puesto en vigencia el 6 de noviembre de 1844, con la sagrada misión de salvaguardar la soberanía nacional, en atención a los fundamentos que sustentaron las acciones de los fundadores de la nación, liderados por Juan Pablo Duarte, quienes proclamaron la creación de una nación libre, soberana e independiente.
A 179 años de la redacción de la Carta Magna, se impone una reflexión crítica y luego de un autoexamen de los dominicanos tomen conciencia de la importancia de sujetar su conducta al mandato constitucional, porque solo así es posible preservar y afianzar el legado de los Trinitarios, quienes cimentaron la identidad de la dominicanidad.
Es preciso, además, comprender e interpretar a la Ley de Leyes, con la finalidad de entender cuáles son los deberes y los derechos consagrados en la misma, ya que es la forma de determinar la responsabilidad ciudadana ante la Constitución y la sociedad. Cuando se honran los compromisos constitucionales, se adquiere la facultad de reclamar los derechos fundamentales.
¿Cuál es el deber, entonces, de la ciudadanía? Es imprescindible acatar los postulados de la Carta Magna para propiciar una convivencia pacífica y democrática basada en la unidad y el respeto a la Constitución, tanto de los gobernantes como de los gobernados.
Irrespetar el estatuto que rige y norma la conducta de la población, es generar un desorden y se aplicaría la sentencia del jurista y pensador alemán Ferdinand Lasalle, quien proclamó: “La constitución es un pedazo de papel, si los hombres y las mujeres del Estado y también los particulares no respeten lo estipulado en la misma”.
En República Dominicana violan la Constitución ciudadanos que están en el poder y también quienes están al margen de las instancias estatales, por eso el sistema democrático es débil y el país está sumergido en el subdesarrollo.
Sin embargo, se aúnan esfuerzos y voluntades con el objetivo de honrar a la Constitución, pero aún falta mucho más para consolidar la institucionalidad, robustecer un Estado y garantizar a plenitud los derechos y libertades a los ciudadanos.
Una muestra de la fragilidad de la Constitución es la interferencia entre los poderes estatales, pese a la división y limitaciones establecidas entre los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Que se unan, pues, todos los sectores nacionales alrededor de una cruzada en base al respeto a la Constitución y trabajar con ahínco por un estado de derecho y una nación soberana e independiente.