El escritor y periodista catalán Manuel Vásquez Montalbán dijo una vez que capitalismo “es todo lo que tocamos y respiramos”, y el político alemán Karl Liebknecht remachó que “la ley básica del capitalismo es tú o yo, no tú y yo”, expresiones que coinciden en el axioma de que el capital no tiene frontera.
A eso se debe que después de entregar un pergamino de reconocimiento al presidente Luis Abinader, el titular de la Federación de Comerciantes recordó al mandatario que sus afiliados de la zona fronteriza “llevan 35 días sin ver un peso”.
Los conceptos de “Patria” o “soberanía”, no podrían pernoctar en el altar del capital, si no es para idolatrarlo, razón por la cual García enrostró al jefe de Estado esas cuantiosas pérdidas sufridas a pesar de que la federación respalda el cierre de la frontera “para salvaguardar la soberanía nacional”.
Al insistir que los comerciantes que negocian con Haití tienen “venta cero”, el líder gremial abogó “por una pronta resolución” del conflicto con el vecino, cuyo origen ha sido vinculado con la preservación de la soberanía, principios que se subordina al capital.
Ante las quejas de los comerciantes, el Presidente proclamó que su gobierno es “pro empresa”, “pro-comercio” y “pro-empleo”, e identificó “a la comunicación”, como herramienta idónea para resolver esos problemas, sin poder calmar el enojo de sus anfitriones por las promesas incumplidas de eliminar el anticipo fiscal y modificar el Código de Trabajo.
Desde litorales oficiales se procura disminuir el impacto que sobre la economía ha tenido el cierre al comercio fronterizo, que ahora sigue suspendido por decisión de Haití, como parte esencial de una estrategia política que le rinde dividendo.
Un grano de maíz no llena el buche, pero el granjero dice que ayuda al granero, por lo que no se puede desdeñar el valor de las exportaciones formales y ventas informales desde Republica Dominicana al mercado haitiano, que han llegado a superar los mil millones de dólares anuales.
La regla básica del capitalismo prohíbe al dinero dormitar porque su función es generar utilidades dondequiera que se encuentre, razón por la cual el comercio con Haití beneficia a miles de personas físicas y centenares de empresas.
No se trata de debatir si el comercio intrafronterizo es mucho o poco; lo que debería considerarse es que su intempestiva clausura violó una la ley básica del capitalismo que señala que los negocios rentables no se detienen, a menos que puedan ser sustituidos en lo inmediato por otro mejor.
Se proclama la defensa de la soberanía nacional, en peligro por la construcción del lado haitiano de un canal de riego sobre el Masacre, sin advertir que el capital no tiene Patria ni frontera, por lo que hoy miles comerciantes, productores e industriales se quejan porque llevan 35 días “sin ver un peso”.